CATEQUESIS DE ADULTOS
Curso 2.017/2.018
«…Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros». Así nos dirigimos a la MADRE de DIOS y MADRE nuestra cuando rezamos la oración del Ángelus. La Palabra: La Buena Noticia que nos anuncia y nos narra la historia del Pueblo de Dios desde los albores hasta nuestros días, nos conecta estrechamente con el Misterio de DIOS encarnado: Misterio de Vida y Redención para la humanidad.
Éste podría ser el preámbulo que estimula a la catequesis de adultos de la Parroquia de la Transfiguración del Señor a adentrarnos en el estudio del Evangelio, profundizar en las enseñanzas de sus textos y poner en práctica este regalo que DIOS nos ha dejado como legado y modelo para transformar nuestra vida, robustecer nuestra Fe, madurar nuestro compromiso cristiano y caminar esperanzados – pese a las contradicciones – al encuentro definitivo con el PADRE en la Patria Celestial.
Los grupos de catequesis de adultos están integrados por nuestro párroco D. Paco. Son nuestros instructores y porteadores, que nos “abren” y acompañan en este camino junto a un número aproximado de 32 ó 34 personas, distribuidas en 2 grupos, que nos reunimos los primeros lunes de mes de 18:00 a 19:00 h. (grupo 1) y martes de 21:00 a 22:00 h. (grupo 2), para volvernos a encontrar cada 15 días. Esta experiencia estrecha relaciones, invita a compartir inquietudes que cada uno de nosotros llevamos dentro de nuestro ser, ávidos de conocer y aprender más de las cosas de DIOS. Pero como una Fe sin obras es una Fe muerta, vamos a intentar que, por la acción de nuestras obras, descubran nuestra Fe en Cristo Jesús. Lo que aprendamos no lo guardemos para nosotros. Hay que llevarlo a nuestros ambientes de familia, trabajo, círculo de amistades, etc… y como bien dice el Papa Francisco en la Evangelii Gaudium “Salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la Luz del Evangelio”.
En este curso, vamos a trabajar con las Obras de Misericordia, «ADQUIRIR LA MENTE DE CRISTO»
De nosotros, de cada uno, depende poner en “juego” los talentos recibidos de la generosidad DIVINA. Tener presente que los frutos de estos talentos serán la mejor herencia que podamos dejar a las generaciones futuras.